Rezar y compartir la Palabra de Dios.
Aunque cada uno tenga un espacio o tiempo de oración personal, se sabe que la oración compartida con otros es muy especial porque el mismo Jesús ha dicho “donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.” (Mateo 18, 20).
Una oración por más simple que sea, al compartirse invita a la presencia de Dios y nos mantiene unidos. Esta se puede incorporar en la rutina familiar con mucha sencillez y pocas palabras. Cada día es una bendición y tomarse un momento para elevar unas palabras al cielo hará una diferencia ante todo tipo de circunstancias que nos tocan vivir como familia.
+© Shutterstock | Andrey Zhar