Empezar o terminar el día con una oración.
Por la mañana la oración es un despertar del corazón y de la mente que nos predispone a estar positivos y hacer tareas con más felicidad y confianza. Una breve oración por la mañana en el desayuno, antes de salir de casa o en el coche camino al colegio o al trabajo, nos pone en presencia de Dios y nos ayuda a visualizarlo a lo largo del día.
Otra gran oportunidad es rezar por la noche al ser un tiempo de invitación al reposo. Antes de meterse en la cama o ya estando en ella, se puede hacer una breve oración con los hijos y darles un beso de buenas noches. Este hábito les ayuda a hacer un examen de conciencia, a agradecer el día y pedir por sus sueños y un buen descanso en Dios.
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