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SIENA - Italia. El milagro ocurrió el 14 de agosto de 1730 y según los informes, los ladrones se infiltraron en la basílica y robaron el sagrario que contiene 351 obleas consagradas. Tres días después, las 351 hostias aparecieron en la caja de limosnas del santuario de Santa María de Provenzano, donde habían sido tomados. Con los años, las hostias no han mostrado signos de corrupción o deterioro. El 14 de abril de 1780, el Superior General de la Orden Franciscana, el padre Carlo Vipera, consumió una de las hostias y descubrió que era fresca e incorrupta. Hasta el día de hoy permanecen en la Iglesia y conservan la frescura del día en que fueron hechas.
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