Reza: antes y después.
Y lo más importante, dedica unos minutos a rezar antes de empezar tu jornada, ofreciendo al Señor todo lo que va a ocurrir en el día y, antes de acostarte, dedícale nuevamente un momento para poner todo en Sus manos. Sobre todo, vete a dormir tranquilo. Confiar en la Providencia cuando ya no se puede hacer más es clave.
+© Monster Ztudio | Shutterstock