Mar de Galilea
Nos dirigimos al este, hacia el Mar de Galilea. Sin duda, uno de los rincones más verdes del término municipal es el Monte de las Bienaventuranzas. Es un lugar perfecto para caminar y rezar en el seno de la naturaleza. Las hermanas que cuidan el santuario local se encargan de que los peregrinos puedan descansar entre la frondosa vegetación.
Desde el Monte de las Bienaventuranzas se puede admirar toda la zona del Mar de Galilea, incluidos lugares como Capernaum, Tabgha y Ein Gev. Dato interesante: en una de las laderas de la montaña hay… ¡una plantación de plátanos!
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