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Pintura de la capilla de Nuestra Señora de la Buena Esperanza en el valle de la Buena Esperanza en Mosta, por Anthony Calleja (2012). La historia de esta legendaria iglesia empieza en la cueva bajo ella. En torno al 1750 d. C., una familia de Mosta que trabajaba en el campo cerca de Burmarrad vio un grupo de bucaneros acercándoseles. Así que huyeron a Mosta. Una de ellos ya no podía correr más. Con los corsarios en los talones, la joven logró llegar a la cueva, cuya entrada estaba cubierta de perejil. La aterrada muchacha se escondió en lo hondo de la cueva y pidió ayuda a la Virgen. Los saqueadores buscaron por todas partes, porque por una joven sacarían un buen precio en el mercado de esclavos de Argel. Sin embargo, las tranquilas telarañas y el espeso perejil a la entrada de la cueva les hicieron pasar por alto el lugar. Regresaron a su velero de manos vacías. Como agradecimiento a Dios y a Nuestra Señora, la chica y su familia construyeron una iglesia sobre la cueva, como aún sigue hoy. Esta iglesia se construyó en torno al 1757 d. C. | Cortesía de Anthony Calleja
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© Courtesy of Anthony Calleja