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Ofrecer a Dios el propio dolor
“Vosotros que vivís bajo la prueba, que os enfrentáis con el problema de la limitación, del dolor y de la soledad interior frente a él, no dejéis de dar un sentido a esa situación. En la cruz de Cristo, en la unión redentora con El, en el aparente fracaso del Hombre justo que sufre y que con su sacrificio salva a la humanidad, en el valor de eternidad de ese sufrimiento está la respuesta. Mirad hacia El, hacia la Iglesia y el mundo y elevad vuestro dolor, completando con El, hoy, el misterio salvador de su cruz” (06.11.1982).
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© Dennis Jarvis-(CC BY-SA 2.0)