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No me siento en mi casa
Si uno de los cónyuges se fue a vivir en la casa del otro, con muebles elegidos por el otro (cuando no son los muebles de los suegros tan generosamente dejaron a la joven pareja), puede sentirse una persona sin domicilio fijo. Puede resultar desagradable para quien ha soñado decorar su casa encontrarse en un universo que no corresponde realmente con sus gustos. Esta situación puede causar algunos problemas, incluso si el cónyuge que posee el apartamento o la casa siempre dice con gran sinceridad: "Estás en tu casa. Puedes recolocar los muebles y poner  otras pinturas excepto (quizás), las que nos regaló mi madre".
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