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Piensa en lo que le gusta a tu familia
No te empeñes en hacer un plato sofisticado porque lo has visto en una revista, si los ingredientes sabes que no gustan a los tuyos (¡no te empeñes en cocinar pavo, si a nadie le gusta!).  Si en tu familia hay desacuerdo con lo que gusta a cada uno, intenta buscar lo que une, o ten detalles concretos con alguien, por ejemplo usar la receta de tu suegra, que quizás transporte a tu pareja a las Navidades de su infancia. Sobre todo, piensa en los que tienen problemas alimentarios: diabetes, celiaquía, alergias o problemas con determinados alimentos. Haz cosas que todos puedan comer, en la medida de lo posible. No pasa nada por hacer un dulce con edulcorante para todos, si eso hace que tu familiar que tiene diabetes esa noche pueda comer como los demás.
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