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Parientes
La sangre habla muy fuerte dentro de nosotros. A nadie le gusta oír hablar mal de sus padres y de sus hermanos. Esto vale también, y mucho, para el matrimonio. Jamás el marido debe hablar mal de los suegros y cuñados a la esposa, y viceversa. No ofendas a los parientes del otro, porque estás ofendiendo indirectamente a tu pareja.
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