Levantarse por la mañana y sonreírse a uno mismo para
empezar bien la jornada podría parecer un gesto inocente. Sin embargo, no cabe duda que esta es una de las características de la gente feliz: apreciar lo que se tiene y experimentar
gratitud por todo lo que vivimos. No se trata de alegrarnos por los fracasos, sino de concentrarnos en lo que es bueno y hermoso en la vida.