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Mejorar el comportamiento
Lo dicen los maestros. Tras el recreo los niños traen “cara sonriente de juego”. Vuelven a clase con caras felices y descansadas y mejoran su comportamiento. Se olvidan de sus problemas en el patio y descansan después de estar concentrados. Contar con este tiempo de refresco, de sosiego, de descompresión hace que se centren atentamente en sus materias una vez el recreo ha terminado. Y si son pequeños, si cursan Educación Infantil, el juego, quizá más agitado y libre del recreo, continuará en clase de un modo más guiado.
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