“ Mi historia es muy difícil de explicar. El vacío que siento es inexplicable. Sabía que era posible. Sabía que lo que pasé era una posibilidad. Pero nunca pensé que pasaría de verdad.
Todo sucedió tan lentamente. Descubrir que mi hermoso hijo padecía esta horrible enfermedad que yo llevo conmigo hizo que mi corazón se detuviera. Me arrebató el aliento de los pulmones. Instantáneamente me culpé a mí misma. Me caí al suelo y grité. Ni siquiera salieron lágrimas en ese momento. Era tan irreal.
Recuerdo que yacía en la cama del hospital mientras pensaba: ‘¿Por qué me está pasando esto? ¿Por qué mi niño?’. No pasó mucho tiempo antes de que rompiera aguas y estuviera sosteniendo a mi pequeño. Era tan hermoso... Tan pacífico. Parecía que estaba durmiendo.
Tenía la nariz más linda, los deditos de los pies más lindos. No podía creer que yo creara un bebé tan hermoso. Cuando la enfermera se me acercó y me dijo que tenían que llevárselo, perdí la razón. Les rogué que no lo hicieran, pero dijeron que ya era hora. Solo estuvo en mi vientre durante 17 semanas. Lo sentí patear. Lo sentí moverse. Me mantuvieron en el hospital otro día y no dormí nada. Solo recuerdo sentirme tan vacía.
Recuerdo que miraba mi vientre y no sentía nada. Recuerdo haber empujado mi vientre esperando por algún milagro que se tratara de un sueño. Pasé de sentirle moviéndose en mi barriga a no sentir nada en absoluto.
Toda mi vida se detuvo. Nunca lo veré crecer. Nunca lo veré dar sus primeros pasos. Nunca veré su sonrisa. Vi a mi madre culparse a sí misma porque me transmitió ese gen. Vi a mi abuela culparse a sí misma porque se lo pasó a mi madre. Vi llorar a toda mi familia.
El vacío es tanta tristeza y tanto dolor. El vacío es sentir que fallaste como madre porque no pudiste proteger a tu primer hijo. Ha sido una larga y dolorosa curación y sé que algún día ya no me sentiré tan vacía porque algún día volveré a abrazarlo. Y realmente lo creo. Me alivia saber que Emmy tiene a su hermano cuidando de ella. Sé que sabe lo mucho que le queremos. Emmy quiere mucho a su hermano. Landyn Gabriel, el pequeño pingüino de mamá, eres muy querido ”.