Sé dócil, Dios rechaza los soberbios
Cuando me quedé a solas con la Santísima Virgen, me instruyó sobre la vida interior. Me dijo: La verdadera grandeza del alma consiste en amar a Dios y humillarse en su presencia, olvidarse por completo de uno mismo y tenerse por nada, porque el Señor es
grande, pero se complace sólo en los humildes mientras rechaza siempre a los soberbios (Diario 1711)
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