La abuela Rosa le enseña que en el Tabernáculo está el mayor martirio de la historia
El Papa guarda en el breviario una carta que su abuela le entregó el día de su ordenación: “Que tengan una vida larga y feliz. Pero si algún día el dolor, la enfermedad o la pérdida de un ser querido les llenan de tristeza, recuerden que un suspiro frente al Tabernáculo, donde está el mayor y más augusto mártir, y una mirada a María, que está al pie de la cruz, puede dejar caer una gota de bálsamo sobre las heridas más profundas y dolorosas”.
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