Brasil y fútbol es casi un sinónimo. Brasil y fe también. Uno de los países más católicos del mundo y anfitrión de un torneo más que especial. Pero la otra cara a destacar en este caso, además de sus bellos paisajes y la figura del
Cristo Redentor que abraza el famoso estadio Maracaná, es el gesto de hacer en esta ocasión “borrón y cuenta nueva”. Brasil debutó en esta Copa América jugando de blanco, mismo color utilizado en la final del mundo de 1950 contra Uruguay. Brasil perdió aquella final y para muchos representó el golpe más duro de la historia del fútbol. Desde ese momento el color blanco fue desterrado de Brasil y dio lugar a la camiseta amarilla. Pero hoy Brasil quiere mirar otra vez hacia adelante. Hoy Brasil vuelve a tener fe y mira hacia adelante sin los rencores del pasado. Esto también es dar lo mejor de uno mismo