Pon la pérdida en su sitio.
Perder el trabajo no es algo buscado. No lo has elegido tú. Por lo tanto, interiormente no debemos culparnos de algo que no hemos querido. A veces puede golpearnos la idea de que la familia ahora sufrirá por nuestra culpa, o que los hijos no podrán hacer determinados estudios por falta de ingresos… Hay que distinguir entre las consecuencias de la pérdida de empleo y la culpa de que eso haya ocurrido. No te castigues por algo de lo que no eres culpable. Esio solo te restaría fuerzas para encontrar un nuevo puesto de trabajo.
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