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Ceñirnos al tema.
Ceñirnos al tema y no sacar disgustos del pasado que ya estén superados, como recriminar fallos del otro. De acuerdo a la cantidad o calidad de la bondad que hay en nuestro corazón los recuerdos buenos borrarán a los malos de nuestra memoria. O al menos los mantendrán neutros. No es sano rumiar sobre “lo que me hizo”.
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