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Celebrar las victorias y los fracasos del equipo.
Además de saber cuándo elogiar a tu equipo, debes asegurarte de que tus elogios sean específicos. No solo, "¡buen trabajo!", Sino también celebrar sus logros específicos. ¿Forjaron una nueva relación que marcó la diferencia? ¿Aprendieron un nuevo sistema o herramienta? ¿Batieron una fecha límite? Alábalos bien y pronto verás los resultados. La retroalimentación positiva frecuente se asocia con una mayor creatividad entre los empleados. No olvides reconocer y celebrar los fracasos del equipo y aplaudir su voluntad de asumir un riesgo calculado. El fracaso es una oportunidad para aprender, crecer, evolucionar y ser más productivo a largo plazo. Crea un entorno en el que esté bien correr un riesgo y fallar. Concéntrate en las lecciones aprendidas y en qué mejorar la próxima vez. El resto del equipo aprenderá al ver algo que no funcionó (y cómo esa persona se recompuso).
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