3 / 10
Prevenir es mejor que castigar a tu hijo.
Quien es feliz no siente necesidad de hacer lo que no es correcto. El castigo duele, el dolor y el rencor te alejan y separan de tu hijo. Piense, dos, tres, siete veces, antes de castigar. Nunca con rabia. Nunca.
+

© Dmytro Zinkevych - Shutterstock