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Apasionado como Juan
Era muy joven cuando le llamó el Señor, tal vez un adolescente con toda la vida por delante. Y pone toda su juventud -su energía, su vivacidad- al servicio de Dios. Al pie de la Cruz, Jesús le encomienda a su Madre la Virgen: era el discípulo amado y Jesús más que nadie sabe lo que lleva en el corazón. Cuando María Magdalena les informa de que el cuerpo de Jesús no está en el sepulcro, va corriendo con Pedro pero se adelanta (el ímpetu del amor le puede). Escribió el Evangelio, en el que no tiene inconveniente en mostrar lo mucho que Jesús lo quería.
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