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Muestra claramente el problema al otro
No se trata de sacar una lista de agravios sino de constatar que nuestra queja es real. A veces uno entra en la espiral de la "profesionalitis" sin darse cuenta, porque le apasiona el trabajo y le da compensaciones personales. Poco a poco, ensancha el campo profesional y recorta el familiar -y de la pareja- sin percibir la tendencia. Hay que ayudarle a abrir los ojos a la realidad y a detectar las pequeñas fugas de egoísmo. Hay datos que le ayudarán, por ejemplo: el horario. asuntos en los que ha abandonado su responsabilidad compartida en casa y con los hijos. falta de disponibilidad.
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