Cada quien tiene su puesto
Nuestra sociedad ha creado familias niño-céntricas en las que el sistema familiar gira exageradamente en torno a las necesidades del niño. Aunque es natural el instinto de protección y amor a nuestros hijos, también es importante ayudarlos a salir de ellos mismos y a respetar los tiempos de los demás.
Enseñar a nuestros hijos a, por ejemplo, dejarnos ir al baño sin interrumpirnos (a menos de que sea una emergencia) o a respetar los espacios de papá y mamá, nos ayudará a tener una familia más generosa en la que todos puedan pensar en las necesidades de los demás, y nos dará a las madres algún descanso, ya que nuestros hijos reconocen que a veces lo necesitamos.
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