Escuchar atentamente.
Luego de hablar con un buen amigo uno sabe que es escuchado, que sus sentimientos son reconocidos y su situación entendida, aun cuando no haya un acuerdo. Entre amigos uno siente que el otro tiene todo el tiempo del mundo y no hay urgencias.
Conviértete en ese sitio seguro donde tu cónyuge pueda encontrarte presente y dispuesto para compartir alegrías y tristezas, dejando de lado la necesidad de “arreglar” o “persuadir” de que está equivocado o necesita cambiar dando opiniones o consejos. Escucha todo lo que necesita decir para que sienta que has percibido su miedo, su pena, su esperanza, su sueño.
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