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Abrir el corazón
Abrir el corazón es aceptar vivir en una cierta vulnerabilidad, asumir la posibilidad de aceptarlo todo, incluido que nos hieran. Los padres del desierto hablan de la “custodia del corazón”. Ellos fueron quienes, en el siglo III, decidieron vivir su fe de manera radical en el desierto de Egipto, eligiendo la palabra griega nepsis, que significa vigilancia, para conseguir una alegría profunda. Esta se adquiere gracias a la atención prestada a todo lo que pasa en nuestro corazón. Es un método espiritual que intenta liberar a la persona de pensamientos perjudiciales o apasionados. Invita así a observar los pensamientos que penetran en nuestra alma, a discernir los buenos de los malos. Abrir el corazón es estar atento a uno mismo. Como ya constataron los antiguos, los pensamientos sanos conducen a un estado apacible de profunda alegría; los otros, a un estado de turbación.
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