Nunca des a tus hijos por perdidos.
Es fácil de decir, pero la experiencia de Jim con su hijo de 16 años, Daniel, que se volvió adicto, demostró el poder del amor y el apoyo parentales. Aunque tuvo la tentación de echarlo de casa, Wahlberg sabía que eso no era lo que le hacía falta. Por suerte, varios años trabajando en una comunidad religiosa ayudaron a Daniel a encontrar su camino correcto y lo unió más con su familia.
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