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7. El abogado del diablo La séptima estrategia no por ser la última es la menos importante. Resulta tremendamente efectivo asignar el rol de abogado del diablo a un integrante que tendrá licencia para discrepar en todo lo posible sin que eso implique ningún tipo de juicio contra su persona. Por su gran utilidad, por su capacidad de obligar al resto a apuntalar mejor sus argumentos o simplemente adquirir nuevas ideas no previstas, el abogado del diablo debería ser reconocido y especialmente valorado.  Tal vez por su posible desgaste personal e intensidad argumental es recomendable que sea un rol rotatorio. 
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