Usar la habitación extra como un trastero.
Es una tentación enorme, por la que todos hemos pasado en cuanto queda una habitación libre en casa. La habitación de invitados suele ser una solución socorrida para el momento en que nos encontramos con objetos que no empleamos pero no sabemos dónde guardar. Por ejemplo, en un cambio de estación, cuando tenemos cajas de ropa y zapatos, ventiladores, estufas... Huye de la palabra "provisional" y deja intacta esa habitación. Si caes en la tentación de "aparcar" objetos ahí, difícilmente los vas a colocar algún día en el sitio más adecuado. Entonces llegará el día en que alguien esté invitado y vas a tener que pelear contra esas cajas y bolsas de tintorería que abandonaste en un rincón. Es mejor guardar cada cosa en su sitio y, a falta de espacio, crearlo: compra un mueble zapatero o haz una bolsa de ropa que no vas a usar (la de los niños, la tuya...) y dónala. Lo mismo con el material informático que no usas: ordenador viejo, cables... dales nueva vida y ponlos a la venta o regálalos.
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