Los riesgos aumentan cuando la persona tiene problemas psicológicos como: depresión severa, trastorno bipolar, trastorno límite de personalidad, esquizofrenia, estrés postraumático o trauma por abuso físico y sexual. Más del 50% de los suicidios los cometieron personas que sufrían depresión o trastornos del estado de ánimo, entre ellos problemas derivados de la dependencia a las drogas y el alcohol. Los medicamentos mezclados con el consumo de alcohol también son algo peligroso.
Presta también atención a conductas irresponsables recurrentes, como abuso de alcohol y de drogas, conducción temeraria y prácticas sexuales desordenadas. No todas las personas que exhiben estos comportamientos albergan pensamientos suicidas. Sin embargo, estas señales requieren atención, orientación y tratamiento especiales, ya que indican un grado bastante alto de insatisfacción interior que no puede ser ignorado.