Ser sumisa Hombres y mujeres deben ser compañeros iguales en una relación. Ambos son seres humanos independientes, con diferentes opiniones y maneras propias de hacer las cosas. Si bien aprender a trabajar en conjunto puede incluir la adopción de nuevos hábitos y sacrificar algunos lujos para emprender un nuevo camino, una persona no debe plegarse totalmente a la voluntad de otra.
No importa cuanto le quieres, tu compañero no controla tu vida. El control es tuyo. Eso no quiere decir que nunca debáis aconsejaros mutuamente en la toma de decisiones. Significa que no debes considerar su palabra como una ley. Nunca debes recular y dejarle que tome las riendas de tu vida. Para poder entregarse, hay que poseerse uno mismo primero.