2. Él me muestra el rostro de Cristo y me ayuda a darme cuenta de cuanto lo amo
El Señor Jesús durante toda su vida mostró un amor preferencial por los más pobres, por aquellos que más sufrían. Él se encarnó, se hizo hombre para unirse al hombre que sufre. Él asume el sufrimiento para solidarizarse con los dolores y padecimientos de cada hombre. ¿Cómo no percibir que aquel que sufre y es pobre es reflejo del rostro de Cristo sufriente, que me invita a servirlo y acogerlo con el mismo amor que Él me ha tenido?. Se cumple así su Palabra al decirnos: «Cada vez que no lo hicisteis con uno de estos más pequeños, a mí me lo hicisteis».
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