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1. Organiza tu día.

Para que la inactividad no mine el ánimo, planea actividades que vertebren la rutina y respeta un sencillo horario. “Con la jubilación quedan un montón de horas libres, y es bueno aprovecharlas con prácticas de envejecimiento activo (ejercicio, ocio, alimentación…) que mantengan nuestra cabeza y nuestro cuerpo en las mejores condiciones posibles”, explica la doctora Sara González, jefe médico del grupo de residencias Amavir.

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