Practicar una buena comunicación.
Esto implica "satisfacer la necesidad psicológica de una adecuada comunicación intelectual, afectiva y sensorial entre los esposos".
Por ejemplo, hay que reforzar el cariño porque cuando este se apaga, "se apaga el acuerdo en las ideas y surgen las discusiones".
El diálogo entre los esposos, dice el doctor Sarráis, "es una necesidad de la propia naturaleza humana racional pero es, sobre todo, una consecuencia del cariño mutuo, pues el amor es comunicativo".
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