Márcate un objetivo positivo
Nada mejor que compensar la preocupación y la angustia con un horizonte que te motive en otra dirección.
Puede ser algo que repercuta en positivo sobre lo que te hace sufrir. Por ejemplo, si te angustia pensar que quizá vas a quedarte sin trabajo, emprende una mejora profesional: un curso de idiomas, la creación de un perfil en Linkedin, la búsqueda de personas que puedan aconsejarte... Saber que te estás moviendo quitará peso a tu angustia.
En el ámbito familiar, el estrés de verte cerrada y desmotivada puede vencerse con pequeñas metas alcanzables: por ejemplo, enseñar a un hijo a hacer una tarea de la casa (será educativo para él y ganarás tiempo).
Conviene también hacer parones de vez en cuando. Un fin de semana de desconexión, una salida en moto o una excursión nos oxigenan y ayudan a encarar los días siguientes con más energía.
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