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Oh María, Madre nuestra Inmaculada… Necesitamos tu mirada inmaculada, para reencontrar la capacidad de mirar a las personas y las cosas con respeto y reconocimiento, sin intereses egoístas o hipócritas. Necesitamos tu corazón inmaculado para amar de manera gratuita, sin otros fines que los de buscar el bien del otro, con simplicidad y sinceridad, renunciando a enmascarar y maquillar. Necesitamos tus manos inmaculadas para acariciar con ternura, para tocar la carne de Jesús en los hermanos pobres, enfermos, despreciados, para realzar a quien ha caído y sostener a quien vacila. (Oración a la Virgen de la Inmaculada Concepción 8 diciembre 2016)
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© OSSERVATORE ROMANO / AFP