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Gracias, oh Santa Madre del Hijo de Dios, Jesús, ¡Santa Madre de Dios! Gracias por tu humildad que ha atraído la mirada de Dios; gracias por la fe con la cual has acogido su Palabra; gracias por la valentía con la cual has dicho «aquí estoy», olvidada de si misma, fascinada por el Amor Santo, convertida en una única cosa junto con su esperanza. Gracias, ¡oh Santa Madre de Dios! Reza por nosotros, peregrinos del tiempo; ayúdanos a caminar por la vía de la paz. Amén. (Ángelus 1 de enero 2017)
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© Antoine Mekary / ALETEIA