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Hazlo por el bien de tus hijos
No hay mejor lección que la del ejemplo. Si convocas a una hora, sé tú la primera persona en llegar. Ve por delante en lo que propones. Además, educar en la puntualidad a los niños favorece una montaña de virtudes: fortaleza, diligencia, reciedumbre, respeto... Tu familia no será un cuartel militar pero tampoco el camarote de los hermanos Marx.
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