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1. Establecer límites

La cuestión no es establecer una nueva relación de poder, sino no permitir que el “poder” se convierta en la fuerza motora de vuestra interacción. Una persona tóxica siempre quiere estar “por encima”.

Establecer límites permite un mejor entendimiento del tipo de jerarquías en juego: tu jefe, por ejemplo, puede darte responsabilidades que debes vigilar mientras estás en el trabajo, pero eso es todo.

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