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Revisa.
Pregúntate por qué te comportas como lo vienes haciendo. Cuáles son tus hábitos, tu relación con los demás, tus horizontes en lo personal. Cuestiona si son adecuadas tus decisiones como ciudadano y como consumidor. Y, por encima de ello, como persona que tiene en cuenta la espiritualidad. ¿Cuento con Dios en mi vida o mi espiritualidad vuela bajo y se conforma con mirarse a uno mismo y decir "tú lo vales, tú puedes"? Revisar es saber que solos no podemos. Haz un 360 grados y repasa si eres coherente: lo que crees, lo que dices, lo que compras, lo que comes, lo que transmites y lo que practicas debe ser un todo que hable de ti siempre en los mismos términos.
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