3. Reparar los objetos rotos. Siempre parece más rápido, más simple y más cómodo tirar algo y sustituirlo comprando uno nuevo, sobre todo si el objeto en cuestión no es caro. La sociedad del consumismo nos empuja a ello. Sin embargo, la mayor parte de las veces no es necesario tener un título de ingeniero para hacer alguna chapuza… La generación de nuestros abuelos no tiraba nada, reparaban las cosas. Es la misma mentalidad que hace perdurar a los matrimonios que tal vez son más frágiles, porque se renuevan en vez de desecharlos con el divorcio.