Silencio
"Las almas de oración son almas de profundo silencio. (…) Debemos acostumbrarnos al silencio del corazón, de los ojos y de la lengua. Imposible encontrar a Dios en el ruido y la agitación. Miren los árboles, las flores, la hierba, toda la naturaleza, sólo crecen con un profundo silencio. Todas nuestras palabras se vuelven inútiles si no vienen del fondo de nuestros corazones. Las palabras que no dan la luz de Cristo aumentan las tinieblas".
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