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Te convertirás en un refugio seguro

Podrás calmar a tus hijos simplemente con tu presencia. Desde el momento en que están en tu vientre, te conviertes en su refugio y siempre que escuchen tu voz o sientan tu aroma, sabrán que estás allí.

Ante las miles de necesidades diarias escucharás la palabra “mamá” y aún cuando no te las digan, misteriosamente sabrás lo que necesitan. Por más que vayan desarrollando sus propias habilidades para aprender a cuidarse a sí mismos, nunca dejarás de valorar ese tesoro donde tus brazos bastan para hacerlos sentir a salvo y seguros.

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