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Perdón.Los padres no tardamos en animar a nuestros hijos a que pidan perdón. A su hermano, su hermana, a un compañero, a sí mismo… Pero es más difícil pedir perdón a tu propio hijo. Puede ser necesario cuando nuestro enfado se ha pasado de la raya o cuando hemos sido especialmente duros con el niño. Dar el paso de pedir perdón es, en sí, un ejemplo para el niño, que le inculca que es posible cometer errores, pero que pedir perdón, con humildad y sinceridad, puede depurar muchas situaciones. Es una palabra clave para construir una bella relación.
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