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Un cambio de posición muy audaz
Lo increíble de la magnífica obra del Moisés es que fue esculpida inicialmente con una forma. El profeta al principio estaba sentado normalmente como una figura estática parecida a la de un faraón egipcio. De una manera que va más allá de lo increíble, el artista cambió la posición, inclinando su rostro hacia un lado, y moviendo una de sus piernas hacia un costado, como si quisiera de repente levantarse en toda su ira.
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© Ma. Paola Daud