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Amor a México
"Ese México lindo, inolvidable, al que quiero con toda mi alma (...) No se me olvida lo sabroso de los antojitos". Seguramente no olvidaba que, en los comienzos de la labor apostólica en esas tierras, ganó un concurso porque tomó 16 chiles, más que ninguna otra persona. Su mexicanidad desde aquel día estaba a prueba de bomba. En 1960, estando en España, en su santo no faltaron los frijoles, aguacates y mariachis.
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