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Para perdonar a mi prójimo
El rencor es un peso que carga el alma, pero a veces se hace muy difícil perdonar. Cuántas personas sufren doblemente el dolor por un mal y el rencor hacia la persona que les causó el sufrimiento. La Iglesia nos ayuda a perdonar, incluso a aquellos que no piden perdón. Es el mismo Dios que nos ayuda a hacerlo. Y con el perdón, llega un crecimiento del amor de Dios al corazón humano y un extraordinario regalo: la paz interior.
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© Marko Vombergar-ALETEIA