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Sitges (Barcelona). Sitges es famoso porque Santiago Rusiñol, el pintor y coleccionista, creó allí el Cau Ferrat, una peculiar casa-museo donde guardaba tesoros tan dispares como un lienzo del Greco y un grupo de llaves antiguas. Junto al Palau Maricel y el Cau Ferrat, además de la ermita del Vinyet, Sitges cuenta en su área más alta con la iglesia parroquial de Sant Bartomeu y Santa Tecla, que fue construida en el siglo XVII. Es de estilo predominantemente barroco aunque a lo largo de los siglos ha sufrido algunas modificaciones y quedan restos de una iglesia anterior con trazas románicas y góticas. Frente a la iglesia hay una escalinata que permite el acceso directo a las playas y al Paseo marítimo, por lo que la iglesia queda inmersa en el recorrido cotidiano de los miles de turistas. Pero si alguien quiere hacer un alto en el camino, puede rezar ante el retablo del Roser (Rosario) o sentarse en el banco de piedra exterior que recorre el muro: el sol del Mediterráneo le dará de pleno y tiene a la vista 180 grados de mar azul. En invierno el turismo baja considerablemente y la visita a Sitges resulta más agradable.
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