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Ser consciente de las expectativas y las idealizaciones
  Cuando la familia se reúne, resurgen en cada uno de nosotros recuerdos de alegría, pero también de heridas, faltas, remordimientos, celos. ¿Qué espero yo exactamente? ¿Seré capaz de formular una necesidad particular que pudiera tener? Idealizar este momento tan esperado podría entrañar decepciones. Seamos realistas: cuando se reúnen muchos no es necesariamente la mejor ocasión para vivir momentos de una relación íntima y relajada. Por otro lado, cuanto más numerosos, más difícil puede ser tener en cuenta las necesidades individuales.
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