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Disfruta la peregrinación.
Disfruta los momentos de grupo, pero también esos momentos en los que mentalmente te aislarás más, por ejemplo, en la soledad de la noche. Reconócete querido y apoyado por aquellos que desde la vera del camino te alientan aún sin conocerte, y en particular, goza el llegar a los pies de la Virgen, el ofrecerle cada paso, el sentirte hijo suyo y parte de un pueblo peregrino que quiere caminar con ella en el camino de la vida.
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