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Normalización del niño
Cuando el niño llega a la escuela Montessori trae consigo un temperamento, unas inclinaciones que apuntan a cierto desorden. Quiere dominar e imponer su criterio caprichoso, como cualquier niño dejado a sus anchas. Normalizar al niño supone armonizar su vida con el exigente proceso de aprendizaje que se inicia en la Educación Infantil y Primaria. Y que continúa con la Educación  Secundaria y Superior. Si emprende ese camino se siente auto-determinado, capaz, autónomo, relacionalmente seguro y a la vez descubre ese bien para sí y para los demás: respeta el silencio, no alborota, cuida de sus compañeros,  no tiene miedo al error, es disciplinado (auto-obediente) y servicial. Incluso aprende de sus errores que es algo que el material Montessori lleva en su seno: las reglas de rectificación. En cualquier caso este proceso de normalización requiere que el niño se adapte a la escuela no que la escuela se adapte al niño.
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